7.1.11

Organización, Empezando (7)

Para hablar de "organización" como ya empece el otro día, quizas hay un paso previo que obvie, y que probablemente sea el cimiento de un buen orden.

Y para ello, os hablaré de la Pascua, era una institución perpetua para los judios, dada por el mismo Dios, cuando conmemoraban la noche de los primogénitos y la salida de Egipto, tomaban el cordero, ceñido sus lomos y calzados -listos para salir- y que comían apresuradamente. Posteriormente erán 7 días de fiesta, y quiero detenerme en el primero de ellos, durante los siete días comian panes sin levadura -panes de aflicción- y en el primero de ellos hacían una limpieza profunda y concienzuda en toda la casa, no podía quedar ni siquiera un poquito de levadura. Revolvian los cajones, barrian, revisaban, y la casa quedaba limpia.

La Pascua era para ellos el primero de los meses.

En estos días de comienzo del año he hecho eso mismo, he "limpiado mi casa", un sano ejercicio que sería bueno realizar por lo menos una vez en el año. Y evidentemente no me refiero pasar una escoba -cosa que os presupongo- me estoy refiriendo a no dejar cajón sin abrir, a tirar lo inservible, a reordenar nuestro papeles. En mi caso, no lo realizaba desde hace años, ha sido agotador e increiblemente satisfactorio, ha servido para reordenar algunas de las cosas que son importantes para mi, también en mis prioridades, han aparecido hermosos recuerdos, viejos sueños que recobran fuerza, anhelos, dolores... Ha sido un hermoso "viaje".

De la misma forma han aparecido "dos toneladas" de basura, de cosas inservibles que no usaremos jamás, de papeleo inutil que guardamos sin saber porqué, todas esas cosas es para mi como un inutil y pesado fardo con el que cargamos, y de alguna forma nos hace más pesados.

Ya puestos, en plan rauesdical, he regalado la ropa y zapatos que se que no le estoy dando uso: Ya sabéis, "ah si que bonito", sí pero si no te lo has puesto en los dos últimos años... dalo.
Hay unas palabras del Señor, que por lo peculiar están clavadas en mi corazón, no es algo que dijerá el Señor y que este recogido en los evangelios, y sin embargo Pablo dice que lo decía el Señor en Hechos: "mas bienaventurado es dar que recibir".

Lo he  podido comprobar una y otra vez. Y siguiendo en la linea, he tomado otra determinanción radical: Ya no tengo libros. Me explico me quedan unos pocos, bien por que uso de consulta, bien porque estoy trabajando con ellos, o unos pocos que para mi tienen un especial valor sentimental, dos pequeñisamas baldas. ¿Qué he hecho con el resto? Pues la primera tonelada ;-) los de cristinismo, los he llevado a la iglesia, donde dos de mis queridos hermanos -Jony y Natalia- están organizando una estupenda bíblioteca. Precisamente lo que quiero es que si para mi han sido de bendición, lo sean también para mis hermanos. La otra "tonelada", los libros de gestión y management, los tengo empaquetados para llevarlos a la oficina, de la misma forma, si de ellos he aprendido algo útil, quiero que lo sea de la misma forma para mis colegas, compañeros y amigos. Los libros de ficción y demás hace tiempo que los "done" :-) a la biblioteca de mi padre. Lo he hecho incluso con los libros que había comprado y no había leido, de hecho tenía una especie de "bibliogula" que me hacía comprar para acumularlos en una pila absurda que no hacía más que crecer. Todos fuera, y bien en la oficina, bien en la iglesia ya ire tomando de uno en uno y con ordén lo que vaya a leer.

La música, otra de las cosas que ocupaban estanterias, está debidamente empaquetada en cajas (esto si que no se me ocurre a quien le puede interesar), la inmensa mayoría ya guardada en mi biblioteca digital, que no ocupa espacio y que llevo a todas partes ;-)

Mis papeles ordenados, guardados y debidamente "taggeados" :-)
En mi habitación solo mi cama, y un sillón muy comodo con una pequeña mesita que me permite inclinar ligeramente el portatil con el que ahora estoy escribiendo y escuchando música.

Os recomiendo empezar por aquí. ¿Qué como se siente uno?
Magníficamente bien... ligero, cosa que me  recuerda ese fragmento final del hermoso poema de Machado, con el que termino:
(...) Y cuando llegue el día del último viaje, 
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
Actualización:
La serie completa sobre Organización:
1. Organización, Empezando
2. Organización Parte 1
3. Organización Parte 2, Herramientas

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