9.1.11

El Obispo de Roma (9)

Tengo entre los católicos muy buenos y queridos amigos, no en vano he crecido en un país mayoritariamente católico, y no solo eso, sino que en algunos episodios trascendentes en mi vida, Dios usó a muchos de ellos para ser consuelo, bendición y bálsamo en mi vida.

Durante un tiempo, hace ya unos cuantos años, participe en un foro cristiano, donde se discutía sobre estos temas, muchas de las veces desgraciadamente son un polo de atracción para lo "peorcito" de cada casa, un hervidero de trolls religiosos. Dificilmente se puede argumentar con amor, y como nos advierte la Biblia, debemos evitar las "vanas contiendas" y hemos de buscar los conducente a la Paz y la Unidad. Pero por encima de todas las cosas, llegue al convencimiento de es solo el Señor quien quita los velos que impiden que el Evangelio resplandezca, y que el mismo a traves de su misma Palabra es quien habla con claridad, de aquella época es la página con la que puse y que todavía en activo, "Palabra sin palabras" (link) y no es más que un compendio de lo que dice el Señor sobre determinados aspectos, así que el que quiera "contender" - no es la costumbre de los cristianos dice Pablo - lo mando con todo el cariño allí, y que contienda con la espada de dos filos, la que discierne aun los pensamientos y las intenciones del corazón, la que es fuego y martillo. Yo aún no soy capaz de hacer eso ;-)

Como iba diciendo, lejos de mi intención está pues herirlos de ninguna forma, pero leí en estos días algo que me conmovió y no quiero, en esta nueva etapa del blog callar aun a riesgo de "estorbar".

El cristianismo en los primeros dos siglos avanzo como un fuego, literalmente, pues por el fuego del Espíritu Santo estaba animado, el enemigo lucho a brazo partido por frenar su extensión... pero cuando lo atizaba -y a fuer que lo hizo con saña- de la misma forma que un incendio sus ascuas se extendian e incendiaban a otros, si erán expulsados, allí donde iban su vida hablaba alto de Aquel que los amo, si por el contrario eran martirizados, su determinación, su pasión, su denuedo, y su testomonio gritaban al mundo que eran hijos del Dios vivo.

Mucho se empeño Satanas en que Pablo no llegará a Roma, el centro del imperio, pero Pablo llegó, y durante tres años y "sin impedimento" predicó el Evangelio que es locura, el Reino de los Cielos entre nosotros.

A lo largo de todo el mundo conocido las comunidades cristianas crecian y florecian aun en persecuciones, aflicciones y martirios incluso Dios era fiel. Yo imagina la desesperación de las huestes del mal, viendo como el mensaje del Resucitado se extendia imparable, y entonces perjeñaron un astuto plan: si no podemos vencer a la Iglesia de Cristo, pues Él la defiende, Él ha prometido que la puertas del Hades no prevalecerían contra ella ¿Qué haremos? La infiltraremos la convertiremos en "otra cosa", en una organización humana y de poder terrenal con la que ejercer dominio y autoridad sobre los pueblos. Como es conocido por la historia, el emperardor Constantino, promulgo el Edicto de Milán en el 313, y el cristianismo dejo de ser perseguido. Yo no se si Constantino tuvo un encuentro real con el Señor, pues uno es quien conoce y discierne los corazones, lo que si es conocido que no fue hasta su lecho de muerte que se bautizo.

En cualquier caso, las consecuencias si las sé. La jerarquia y la forma de organizar el imperio se tranfirio a la "iglesia oficial", de ahí viene el establecimiento de los "purpurados" (purpura por la autoridad imperial) los cardenales que a la manera de los gobernadores romanos contralaban regiones del "nuevo imperio". Hago un inciso, igual que en la Biblia se habla de pastores y obispos nada se dice de "cardenales"... y uno se pregunta ¿Como mandar sobre una organización podría tener varias decenas de miles de pastores y de iglesias, muchas en casas, muchas clandestinas, y tal vez miles de obispos? No erá posible, sencillamente, y eso me lleva a alguna de mis reflexiones, que en el proposito del Señor la iglesia no era una organización jerárquica, sino una red! Gobernada y asistida por el mismo Espíritu Santo, quien ponia en todos un mismo sentir, amor fraterno, un mismo Dios, un mismo bautismo, un mismo Espíritu. Y eso sencillamente era y es invencible.

Muchas de las costumbres, simbolos y ritos de la actual iglesia católica aun beben de las fuentes del imperio romano, algunas rayan lo absurdo, por ejemplo, no se si sabíais que solo los emperadores romanos llevaban calzado purpura -rojo- pues bien son los mismo zapatitos rojos que sigue aún hoy llevando el papa.

En definitiva la "Iglesia Apóstolica Romana" no es ni más ni menos que una organización humana, regida por hombres "sujetos a pasiones", y como en toda organización humana los ha habido absolutamente depravados, y otros que buscaban agradar a Dios. Pero no ha dejado de "defender" lo suyo, lejos del proposito del Señor, no ha dejado de buscar el poder, la influencia, y la autoridad de lo terreno, cuando nuestro Señor nos dejo dicho con claridad que su "Reino no es de este mundo".

Hay algo no obstante, que me parece aberrante, los papas como simbolo de su poder, siguen usando la "triple corona" y yo cuando la veo, no hace más que recordarme la triple usurpación:

1. A Dios Padre, haciendose llamar "Santa Padre", pues escrito está "solo Dios es Santo" y "a ningún hombre llaméis padre"
2. A Dios Hijo, haciendose llamar cabeza de la iglesia, pues escrito está "Cristo es la cabeza de la Iglesia"
3. A Dios Espíritu Santo, haciendose llamar "vicario" (delegado) de Cristo, pues uno es quien da tesminonio de Cristo, delegado por su muerte y resurrección, Dios mismo habitando en nosotros.

Poco que añadir a ello.
Solo el motivo que me llevo a escribir del asunto, hay un maravillosa página sobre las Catacumbas en Roma, no es precisamente sospechosa de "anticatólica" pues está hechas desde el Vaticano por el "Instituto Salesiano San Calisto de Roma":

Las Catacunbas Cristianas de Roma (link)

Está llena de testimonios absolutamente conmovedores de aquellos que nos precedieron, de nuestro hermanos en la fe, aquellos que la Palabra llama "la gran nube de testigos" y cuyo testimonio nos conforta, nos alieta, y nos sirve de ejemplo. Os la recomiendo muy encarecidamente. Me propongo en mi próxima visita a Roma, visistarlas con mi hijo, pues allí en Roma tengo hermanos muy queridos, miembros de la indestructible Iglesia de Cristo.

Dentro del sitio web, hay un apartado llamado "cartas de fraternidad" (link) y son cartas enviadas por otros obispos al obispo de Roma, de un consiervo a otro, o de los obispos consolando y animando en la fe a los hermanos por el martirio del obispo de Roma. Os invito a leerlas y mirar si encantráis en ella la sumisión a una jerarquia fuera del mismo Cristo, o algo distinto del amor fraterno: nada de jerarquias, ni "autoridades", ni "preminencias", ni nada... la Gloriosa Iglesia de Cristo. La que nunca ha dejado de ser, la que nunca será destruida, pues uno es quien la defiende: Jesús el cordero de Dios, el León de la tribu de Judá. Aleluya!

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