Tengo la certeza que la pregunta adecuada sería:
¿Por qué, hombres, permanecisteis sordos a mi Voz?
Detenido por dejar morir a su madre de hambre
Los Mossos d'Esquadra han detenido en Barcelona a un hombre de 34 años acusado de dejar morir de inanición y extrema suciedad a su madre, que fue hallada muerta cubierta de insectos y orines. [Sigue]
"Apago la luz y pongo mis manos debajo de mi cabeza, y con mis ojos abiertos, como mirando hacia el techo (digo "como mirando" porque realmente no veo nada), le doy gracias a Dios por mi novia y porque me comprende, le pido que me guíe, en el nombre de Jesús, amen. Y me da miedo."
La gente de La Confra estan que se salen, siguen trabajando y de que forma!
Enhorabuena!!
Llevo días, tratando de ir a pasar unos días a la playa, pasear, estar a solas con el Señor, escuchar su Voz, por uno u otra causa, al final no he podido.
Hay veces, que el Señor casi te dice, "ven aquí, sientate un rato a mi lado, tenemos que hablar"
Esta foto me lo ha recordado, y esta (click). Gracias desconocida "Jamaic"
"Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová..." (Salmo 27:8)
Si el Señor lo permite el viernes me voy, regresaré el martes
Orad por mi
No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. Ahora bien, si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo en que la ley es buena;pero, en ese caso, ya no soy yo quien lo lleva a cabo sino el pecado que habita en mí.
Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo.
De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.
Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace sino el pecado que habita en mí.
Así que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal.
Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios;pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo.
¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?
¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la ley de Dios, pero mi naturaleza pecaminosa está sujeta a la ley del pecado.
Romanos 7.15-25
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