29.8.08

Soplando calcetines

Recuerdo cuando era niño y mi mama o la yaya me vestían para ir al
colegio, fuera hacía frío, ellas tomaban los calcetines, los
acercaban a su boca y soplaban, el vaho los calentaba y rápidamente me
los ponían, me gustaba aquello, y siendo ya mayor lo he recordado como
un hermoso gesto de amor, que luego el Señor me ha permitido hacer con
mis hijos, y disfrutar de su cara de satisfacción.

Como os he dicho, mi abuelita, la yaya, está en el hospital, ya por
fin en una habitación.

Estoy aquí con ella, hace un ratito la lleve a la cama, tenía frios
los pies, me fije en ellos y pensé que eran hermosos, recordando lo
que dice la Palabra "hermosos son los pies de los que anuncian la Paz".

Me contaba que esta mañana vino el cura a su habitación, ella le
contó que era cristiana evangélica, y le dijo:

- Yo se que tengo 94 años y que mi cuerpo esta deteriorado, yo
sólo le pido al Señor que ni mi fe ni mi alma se deterioren.

Me contaba, entre risas, que a él le gusto, que estuvieron hablando un
buen rato, "parecíamos dos evangélicos" me dijo.

Tome sus calcetines, los lleve a mi boca, sople para calentarlos y se
los puse. Le doy gracias a Dios por ello.

3 comentarios:

  1. ..trayendo a la memoria la fe no fingida que está en ti, la cual residió primero en tu abuela Yaya, y en tu madre; y estoy seguro que está en ti también. (2Timoteo 1:5)
    La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres. (Proverbios 17:6)
    Bendiciones amada Yaya y amado Jaaziel!!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Jorge, me emocionaste
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Vale por lo que me provocó leer de tu amor por Raquel!!! Debiéramos soplar calcetines con mayor frecuencia. Un fortísimo abrazo en Cristo Jesús, y los cubro con su Preciosa Sangre!!!

    ResponderEliminar