28.8.08

Abuelitas cubanas

En una ocasión un joven estudiante le pidió a Karl Barth si podría resumir en solo unas palabras lo más importante sobre su trabajo, su teología. La audiencia murmullo de asombro. Barth pensó por un momento, y después sonriendo dijo: "Sí, en la palabras de una canción que mi madre solía cantarme: "Cristo me ama, bien lo se, La Biblia dice así"

Debe ser que amo, como muchos, a mis abuelitas y por tanto no soy objetivo.
Pero las abuelas cubanas tienen algo especial, son dulces como el almibar.

Y yo he tenido las suerte de tener tres abuelitas... Sí, una de ellas no es mi abuela carnal; Toda mi familia es cubana, y hace más de cuarenta años mis padres se exiliaron en España, vinieron con una mano "alante y otra atras", unos amigos mayores de la familia: Raquel -mi yaya- y Ramón (el era asturiano de nacimiento, pero vivio en Cuba más de 40 años, un "personaje") se fueron a vivir con mis padres, y en esto vine yo ;) Ellos nos criaron como nuestros abuelitos, para mi lo son.

Yaya -Raquel- ha servido y amado al Señor toda su vida. Dirigía la escuela dominical en Cuba, y eso es lo que hizo por decadas aqui en la iglesia en Madrid.
Ella fue la que me enseño que "Cristo me ama" (la canción que menciona la hermosa anecdota de Barth), ella me mostro, desde mi niñez, vivida y cantada que "Dios es amor".

A lo largo de toda mi vida he sentido sus oraciones, presentadas delante del Padre por mi, como "viento en las velas". Se que el Señor ha sido conmovido más de una vez por su amor por mi, y ha tenido y tiene misericordia... Cuanto la amo yo, y que poco se lo he dicho.

Ayer la ingresamos en el Hospital Puerta de Hierro, por urgencias, tiene 94 años, y se le ha descompesado el sodio, además de alguna otra cosilla.
Las urgencias son bastantes desquiciantes, estuvo en una sala hasta la madrugada en una sillita de ruedas sin quejarse, y a la 1 de la madrugada la puesieron en una camillita dura, en un pasillo, en frente del control de enfermeria (no había camas disponibles) donde ha pasado la noche (yo la pase en un sillón). En medio de la madrugada, yo preocupado por la situación y por ella, me dijo:

- Ay "mijo", si yo tengo tantas cosas por las que darles gracias a Dios, estoy tan agradecida a Él.

Ella no se ha cansado nunca de enseñarme que "Dios es amor". Me lo sigue enseñando. El Señor la bendiga.

7 comentarios:

  1. Me emocinaste con el relato...recordé a mi madre, quien tambien me enseñó que Cristo me ama, si Cisto me ama

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  2. Creo que las abuelitas mexicanas se parecen a las cubanas. ¡Qué hermoso testimonio! Saludos a Raquel y que pronto se recupere, pero ¡94 años! ¡Toda una vida de servicio! ¡Qué emoción!

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  3. Anónimo11:45 p. m.

    Siempre me han impresionado los sentimientos de hermandad y la fuerza solidaria en la vida de quienes han tenido la experiencia de vivir el exilio. A veces no comprendo porque los cristianos (que también vivimos el exilio de nuestra patria celestial)no vivimos la misma hermandad. A propósito mi abuelita (mama) estuvo con nosotros 103 años.

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  4. hola
    al leer tu post no pude dejar de recordar a mi bisabuelita que murio hace año y medio

    que ejemplo tan maravilloso y hermoso nos dan esas bellisimas cabecitas nlancas =0)

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  5. Que hermoso! yo quiero una asi!

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  6. Victoria, gracias, y gracias por leer y comentar.
    Keila, sí, toda una vida de servicio... hermoso.
    Lillian, tienes razón, no lo había pensado y tienes razón, debe tener que ver, como en una predicación muy buena que escuche de Eric Bermejo, que más que peregrinos vamos de "turistas" ;(
    Kevin, que bueno que pudieras disfrutar también de tu "cabecita blanca" ;)
    Jenny, te la presto un ratito ;-D

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  7. hola he regresado de la expo y ahora revisando los tantos post que me faltaban por leer me encuentro con este lleno de sentimientos. Oro por tu abuelita y que Dios permita que disfrutes de esa bendición más y más
    Saludos
    Enrique (entrecristianos.com)

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