Un hospital cualquiera (49)

Ha sido solo un día, con su noche, en el hospital con mi hijo, pero muchos recuerdos se han agolpado en mi mente y mi corazón acompañando a Gabi por largos pasillos hacía una ecografía con el estomago encogido.
Y pasaba por delante de una gran puerta que mire de reojo, "Oncología Pediatrica" Dr. Blanca López Ibor, mi querida "médica amada"... muchos recuerdos.

El caso, es que hoy abría el periódico "El mundo", y las "casualidades" un magnífico artículo de Manuel Madianes, un antropologo, científico del CSIC en mi país, y además cristiano y blogger.
El caso es que refleja ese microcosmos de "hospital", os recomiendo mucho leerlo:

El microcosmos de un hospital cualquiera
de Manuel Mandianes en El Mundo
SOCIEDAD

En los complejos hospitalarios se pueden establecer relaciones de profunda confianza entre los pacientes que ocupan la misma habitación. Se vigilan el sueño, se oyen respirar, se cuentan la historia de su vida. Se puede llegar a un sincero y profundo cambio de experiencias, sentimientos, esperanzas, ilusiones y angustias. Recientemente, me pusieron en una habitación con otros dos hombres que habían sido emigrantes, uno en Alemania y el otro en Francia y EEUU. Hablamos mucho de la experiencia que supone para una persona haber sido emigrante: «Toda emigración es una desgracia humana», concluimos.

Durante la primera semana también estuvieron hospitalizados dos gitanos. Los pasillos, las salas de espera de la residencia estaban llenos de gitanos llegados de todas las autonomías para acompañarlos. Seguramente es el único grupo étnico en Europa que sigue manteniendo el familismo como un valor por encima de todos. (...) seguir leyendo

Tantas veces, como decía C.S. Lewis, "el dolor es el altavoz de Dios", y como él dice al final, como se agradece esos profesionales sanitarios, vocacionales "no se hacen sólo por obligación; llevan la inscripción del amor". En los sitios "más aterradores" en nuestra mente, allí donde el dolor y el sufrimiento se agolpan, como tantas veces florece el amor, el genuino, como polillas acercándose a la luz... polillas de amor.