Ahora resulta que está muy de moda la música Gospel, hay conciertos por doquier, nuevas producciones, y hasta grupos que cantan en bodas, bautizos, y eventos comerciales o empresariales.
Pero “gospel” quiere decir “Evangelio” en ingles, y Evangelio viene del griego (εὐαγγέλιον) y quiere decir “buena nueva”, exactamente del que el Apóstol Pablo dijo: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”; así es como surge la música gospel, de la proclamación de la Salvación de Jesús.
En los años 30 empiezan a crecer las iglesias negras en EEUU, y a proclamar, desde sus raíces musicales (Soul, Jazz, Afro), que Jesús es el Señor, apasionadamente, cantan que Él les libero, les saco del “pozo cenagoso” y les ha dado “nueva vida”.
Yo creo que si uno le quita a la música Gospel, el sentimiento, el Espíritu que da vida, se queda absolutamente desprovisto de su esencia, de su sentido y de su propósito.
Puede ser técnicamente brillante, pero se ha quedado sin “soul” (alma), y me pasa como con el cante y baile flamenco japonés, podrá haber ejemplos notables, pero yo me sigo quedando con el flamenco genuino, y entre Ryo Matsumoto y Camarón de la Isla, lo sigo teniendo claro.
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